domingo, 17 de junio de 2012

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Estas ahí sentada, y no te apetece estar con gente, te levantas y finges que te están llamando para irte a la parte de atrás, sentarte y fumarte un cigarrillo. Te sientas, y te enciendes el cigarro.
Sientes como el humo va pasando lentamente por tu garganta sin ningún obstáculo de por medio hasta llegar a tus pulmones y vuelta atrás, retienes el humo durante unos segundos hasta que sientes que se te va, y dejas que se marche, dejas que se marche por el mismo sitio por el que ha venido. Al igual con el amor, quieres desconectar de todo, y solo te encuentras con la tentación, esas ganas de besarle enloquecida mente, de morderle los labios de sentir su cuerpo junto al tuyo, y lo consigues, y cuando piensas que nada puede ir mejor, te das cuenta de que es verdad, que si nada puede ir mejor entonces irá mal, y ahí estas, él, igual que el humo llega a tu corazón, te sienta bien y lo intentas retener, hasta que no aguantas más, hasta que él se quiere marchar, y aunque no quieras, le dejas aunque sepas que luego volverá, él u otro, y pasará lo mismo; pero el vicio funciona así, no le encuentro otra expoliación si no..

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